Dra: Mireya Elena Luis Castillo Garmendia
19 de abril de 2024
En el segundo párrafo del escrito de Lacan de 1933, Motivos del crimen paranoico: el crimen de las hermanas Papin, presenta el caso iniciando por las protagonistas, las criadas modelo, excelentes trabajadoras a quienes nombra también criadas-misterio, descripción especular que el autor hace sobre su primera aproximación a la pareja Papin. Inevitablemente, el autor rebautiza el caso desde una propuesta diferente a la de la época, que más allá del morbo, escándalo o desde el horror de la matanza propone una posible explicación de los motivos que llevaron a las hermanas a cometer el inusual asesinato, no sin antes avisar del misterio que persiste. Lacan abre y cierra estableciendo el misterio de la mente humana, lo que para Christine es “el misterio de la vida”.
Las hipótesis que lanza a lo largo del escrito sirven también para presentarnos un esbozo de lo que ya revolotea en su mente desde su tesis doctoral (1932) mediante el análisis de Aimée: una lectura de la psicosis paranoide y sus relaciones con la personalidad: La mirada de sí mismo y el Otro, el pasaje al acto, la importancia de la imagen, la psicosis, la paranoia y la homosexualidad entre otros.
A diferencia del doctor Logre quien presentó varias hipótesis sobre la “anomalía de las hermanas” (ideas persecutorias, perversión sexual, epilepsia o histero-epilepsia). Lacan retoma ciertos acontecimientos que abren nuevas perspectivas a la mirada del caso:
La mirada y ser mirado por el Otro
Al parecer la dinámica de la familia Lancelin en la que trabajaban las hermanas Papin era de mucho silencio, “no se hablaban”, “los amos parecen haber carecido extrañamente de simpatía humana” y “casualmente”, el violento asesinato de la madre y la hija ocurre durante un apagón del que aparentemente fueron responsables las hermanas por una plancha que hizo corto circuito.
“cada una se apodera de una adversaria, le saca viva los ojos de las órbitas (hecho inaudito, según se ha dicho, en los anales del crimen) y luego la remata. Después, con ayuda de cuanto encuentran a su alcance, un martillo, un jarro de estaño, un cuchillo de cocina, se ensañan con los cuerpos (cadáveres) de sus víctimas, les aplastan la cara y, desnudándoles el sexo, acuchillan profundamente los muslos y las nalgas para embadurnar con esa sangre los muslos y las nalgas de la otra. Lavan en seguida y a continuación los instrumentos de estos ritos atroces, se purifican ellas mismas, y se acuestan en la misma cama. “¡Buena la hemos hecho!” (“En voilá du propre”). (Lacan,1933)
Las hermanas que literalmente arrancan los ojos de las patronas -evitando que miraran algo o alguien- se vuelven el centro de atención de la sociedad. Todas las miradas se centran en Christine, la hermana siete años mayor quien, pareciera ser la personalidad dominante y quien aparentemente instruyó a Lèa a replicar el crimen con la otra patrona ejecutando lo que fue interpretado por Lacan como un delires à deux o un folie a deux como una posibilidad real ante la incredulidad de la sociedad que señalaba que era “imposible que dos seres estuvieran afectados, al mismo tiempo de la misma locura o, mejor dicho, que la revelaran simultáneamente” (Lacan, 1933) considerando que ante tres médicos, las hermanas no mostraron ningún delirio, ni demencia o trastorno psíquico ni físico.
Para Lacan “la tarde fatídica, en ansiedad de un castigo inminente, las hermanas entremezclan la imagen de sus patronas con el espejismo de su mal. Es su propia miseria (détresse) lo que ellas detestan en la pareja que arrastran en una atroz cuadrilla. Arrancan los ojos como castraban las Bacantes” (Lacan, 1933), el mal al que hace referencia es el “mal de ser dos”, odian lo que representa el ideal que se tiene de sí mismo y al no haber lugar para dos, ocurre el pasaje al acto, el brote psicótico que deja sin vida a las patronas, perpetrado por las Bacantes, mujeres consideradas con una fuerza poderosa capaz de inspirar la locura y las inhibiciones sociales (mito de las Bacantes).
Los actos registrados de nombradas“verdaderas almas siamesas” ponen en duda que solo sea un diagnóstico de paranoia y permiten a Lacan dar cabida a la nueva hipótesis psicoanalítica de la conformación de una fase clave en la estructuración psíquica, cuando el Yo libidiniza su propia imagen corporal mediante la imagen de su cuerpo, no del propio, sino el que ve reflejado en el espejo. Las hermanas cuyas declaraciones hacían que las autoridades estuvieran “leyendo doble” por la duplicidad en las palabras empleadas, llamaron la atención en torno al motivo del asesinato: El pasaje al acto libera del mal de ser dos, las libera de ser observadas por las patronas al sacarles los ojos y, posteriormente, al arrancarles la vida.
Tanto en la narrativa como en las distintas interpretaciones (sobre todo por la época), el discurso de clase entre las criadas (Les bonnes) y las aristócratas ha sido un motivo que permanece en el aire, tanto desde la relatividad social como desde una pulsión agresiva con intencionalidad de crimen, venganza y castigo, “es decir de una sanción emanada de los ideales sociales, y a veces, finalmente, se identifica con el acto acabado de la moralidad, tiene el alcance de una expiación (autocastigo)… Son esos mismos grados los que gobiernan la relación de la sociedad frente al crimen paranoico” (Lacan, 1933)
La masacre de Le Mans sigue siendo objeto de análisis a la luz de nueva información que profundiza sobre la intención de Christine de emancipar a su hermana menor ante las autoridades previo al incidente, al igual que un doble homicidio acaecido meses antes al citado, que reúne características muy similares que dan pie a imaginar la posibilidad de réplica por las hermanas Papin, así como el desenlace de muerte de Christine que contrasta con la vida de perfil bajo que tuvo Léa siendo nuevamente criada en otra familia, haciendo suponer que quien tenía el carácter dominante no era la hermana mayor sino la menor.
Como sea, el misterio de los motivos del crimen de las hermanas Papin detonó aportes importantes en la obra de Lacan, que fueron evolucionando en los años hasta consolidar el estadio en el espejo y el Edipo, en el que la mirada se vuelve un momento estructurante de la mente.
Referencias
Lacan, Jaques, Motivos del crimen paranoico: el crimen de las hermanas Papin, Le Minotaure, 1933-1934, núm ¾, diciembre, 1933 p 25-28.
Nasio, Juan David, Los más famosos casos de psicosis, Rusli, 2000, s/pp .
Sierra, Miguel, El oscuro secreto tras el doble crimen de las hermanas Papin, Título del sitio web: YouTube
URL:https://www.youtube.com/watch?v=PD0lYf0s_RI
Fecha de publicación:November 28, 2023
Fecha de acceso:April 19, 2024